J. Guayerbas / Toledo
Un acto emotivo y dedicado a la Virgen María en su advocación de Sagrario. La Catedral Primada cuenta desde hoy con un nuevo deán. Juan Miguel Ferrer Grenesche tomaba posesión del cargo en torno a las diez de la mañana arropado por los canónigos del Cabildo catedralicio; el arzobispo, Braulio Rodríguez Plaza, y el obispo auxiliar, Ángel Fernández Collado.
No faltaron sacerdotes y amigos del nuevo responsable del oficio de deán. Tampoco una amplia representación de la sociedad política, civil y militar de la ciudad encabezada por el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; el delegado del Gobierno en la región, José Julián Gregorio; la alcaldesa, Milagros Tolón; así como el presidente de la Diputación Provincial, Álvaro Gutiérrez, o el portavoz del PP en el Ayuntamiento y senador, Jesús Labrador.
Una vez finalizada la ronda de discursos, el Cabildo se dirigió por petición expresa del nuevo deán a la Capilla de la Virgen del Sagrario y frente a ella se entonó el ‘Monstra te ese Matrem’ que los canónigos entonan cada 7 de agosto cuando se lleva a cabo el traslado de la imagen desde su capilla al altar del octavario en su honor para la Festividad de la Asunción.
Un detalle más del acto ha sido la estampa con la que el nuevo deán ha obsequiado a los presentes. Se trata de la reproducción de un óleo sobre lienzo de la Virgen del Sagrario con el desparecido manto de perlas y el broche con el escudo del cardenal Cisneros y el mítico topacio. La obra se encuentra en la Iglesia de los Jesuitas.
El arzobispo, antes de dar por finalizadas sus palabras, señaló que Juan Sánchez Rodríguez, deán emérito, tendrá desde hoy la dignidad de arcediano de la Catedral Primada. «La dedicación de don Juan Sánchez y su tesón han sido encomiables, pues son muchas las decisiones, muchos los problemas a resolver en el día a día de una Catedral de las características de la toledana», ha comentado monseñor Rodríguez Plaza, para añadir que en estos más de siete años como arzobispo de Toledo «su cercanía, su recordatorio de tantos momentos vividos en la Catedral, ha sido para mí una ayuda inestimable».
Palabras de despedida, palabras de bienvenida
Por su parte, el deán emérito recordaba que este mes de noviembre «me trae muchos recuerdos en relación con nuestra Diócesis y Catedral» pues «el 4 de noviembre hace 24 años tomé posesión como ecónomo diocesano, y el 21 de este mismo mes como canónigo de esta Santa Iglesia Catedral Primada».
Asimismo, monseñor Sánchez Rodríguez señaló que son «muchas las satisfacciones que a lo largo de todo este tiempo he tenido y puedo decir que escasas las contrariedades. Esta Catedral, tan llena de historia, vivencia litúrgica y cultural, le inspira a uno mismo en ideas y en proyectos, que continúan ennobleciendo esta casa».
Por su parte, el nuevo deán de la Primada ha asegurado que se enfrenta al cargo «con alegría, responsabilidad y gran ilusión, consciente también de su complejidad y de lo incierto del tiempo que vivimos», a lo que añadió, «confío saber, también me aplicaré en ello, continuar la tarea de impulsar la adecuación de la Catedral y sus diversas actividades propias a los tiempos presentes».
En este sentido, monseñor Ferrer Grenesche ha señalado que ahora «nos toca seguir poniendo en valor nuestra Catedral como eminente foco de evangelización, lugar para la mejor alabanza a Dios, remanso de acogida y operosa caridad y reserva y fuente de cultura. Es más, incluso empresa irradiadora de riqueza con amplio alcance social».
Sacerdote y doctor con amplia experiencia en la gestión
Juan Miguel Ferrer Grenesche nació en Madrid el 29 de mayo de 1961, estudió en el Seminario de Toledo y fue ordenado sacerdote por el cardenal Marcelo González Martín el 5 de octubre de 1986. Es doctor en Sagrada Liturgia por el Pontificio Instituto Litúrgico. Ha sido Vicario general y Ecónomo diocesano.
Desde julio del 2009 a noviembre de 2014 residió en Roma desempeñando el servicio de subsecretario de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos. En enero de 2015 se reincorporó a la archidiócesis de Toledo, retomando sus tareas docentes y su servicio en la Catedral como canónigo.