EC/ Toledo
Este año, la Virgen María y San José han encontrado cobijo en la ermita de la Concepción. Están en Yepes, que se ha vuelto a transformar en el hogar del niño Jesús en la casa de José Loeches. Es un belén que recrea parte del conjunto histórico-artístico de la localidad toledana, ampliando las edificaciones del año pasado. Historia y ficción y pasado y presente mezclados para celebrar la Navidad.
Así las cosas, los habitantes de Belén pueden llegar hasta el lugar del nacimiento del Niño Jesús pasando por debajo de cada una de las cuatro puertas del recinto amurallado que un día resguardó al municipio, el Arco del Carmen, el de la Lechuguina, el de San Miguel y el de San Cristóbal. Asimismo, también se puede presenciar la Picota o Rollo de Justicia, una de las antiguas fuentes y uno de los dos torreones mudéjares que aún se conservan.
A un lado se encuentra la zona de campo, con el vía crucis señalizado con las catorce estaciones que lo componen. Por su camino los Reyes Magos acuden con sus camellos al encuentro del Niño Jesús para hacerle entrega de sus presentes. Pero la zona que más sorprendidos deja a sus visitantes es la urbana, y especialmente la plaza Mayor, con lo que fue el palacio arzobispal, actualmente edificio de las Buhardillas a un lado, y el ayuntamiento al otro, improvisado palacio de Herodes. Tampoco pasa inadvertida la Cruz Verde, perfectamente identificada por todos los que estos días están visitando el belén.
Está claro que ha despertado la curiosidad de muchos yeperos por la recreación del municipio, pero también por el trabajo, la destreza y la paciencia que requiere su construcción.