Los secretos del ‘nuevo’ manto de la Virgen del Sagrario: entre aljófar y corales

Toda restauración depara alguna que otra sorpresa, y en esta ocasión no ha sido menos

Rodrigo Navarro lleva meses trabajando en la limpieza y consolidación de la pieza. / JG

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J. Guayerbas / Toledo

Un taller en lo más recóndito de un convento. El sol entra por las ventanas y acaricia levemente el terciopelo, verde oliva, que durante décadas permaneció expuesto a la luz eléctrica de un tubo fluorescente. La tonalidad del verde varía como el color de los campos manchegos en primavera, efecto de aquella iluminación bajo la que se disfrutó en el antiguo Museo de la Catedral Primada de esta joya del ajuar de la Virgen del Sagrario.

Han sido meses de trabajo, en silencio y en oración. Rodrigo Navarro, devoto de la patrona que en 2016 sorprendía al Cabildo y a los fieles con la donación de un nuevo terno o conjunto para la Virgen del Sagrario confeccionado en sus horas de descanso, ha llevado a cabo la limpieza y consolidación de una de las piezas más reconocidas de la Virgen, en desuso, al menos, desde hace 15 años.

Así lo explicaba a ElCulturalCLM el canónigo responsable de Patrimonio en la Seo Metropolitana, Juan Pedro Sánchez Gamero. «Este manto de la Virgen se hizo para sustituir el manto famoso de las perlas, desaparecido en la Guerra Civil. Las Adoratrices en 1960 con la donación de materiales por parte de los toledanos son las encargadas de bordar este precioso y delicado manto», comentaba para añadir que debido a su estado de conservación «era imposible de poner, hacía tiempo que no se le ponía. Este año gracias a ese impulso y restauración tan delicada que está haciendo Rodrigo lo veremos en el Octavario y el 15 de agosto».

El manto, bordado de manera directa sobre el terciopelo, cuenta con un diseño asimétrico de vegetación a base de hojas, flores y mariposas; mientras que en el galón o cenefa que bordea la pieza se recogen las letanías de la Virgen María.

Rodrigo Navarro en pleno proceso de limpieza de los bordados. / JG

El trabajo realizado por Navarro, como incidía el responsable de Patrimonio de la Catedral, es a base de «paciencia, delicadeza y detalles» para limpiar y consolidar los bordados con aljófares y perlas, hilos de oro, corales, rubíes, granates y otras piedras.

La obra, como explicaba Sánchez Gamero, se bendijo en los años 60 en el Palacio Arzobispal por el entonces cardenal Enrique Plá y Deniel, agradecido al pueblo de Toledo por la donación de aljófares y joyas, y a las Adoratrices por la ejecución de tan digna prenda que la Virgen del Sagrario volverá a lucir desde este lunes cuando el Cabildo Primado realice su traslado en procesión desde la Capilla del Sagrario al altar del octavario.

Una petición en papel y carboncillo

Toda restauración depara alguna que otra sorpresa, y en esta ocasión no ha sido menos. Al levantar el forro de la saya en un pliegue de la costura Navarro encontró un papel. «Estaba plegado en ocho partes y eso que no tiene más de cinco centímetros por tres» apuntaba el joven devoto en un descanso mientras recibía la visita y supervisión de Sánchez Gamero.

Sobre el terciopelo, el pequeño papel manuscrito con la petición. / JG

Pues bien, en ese papel se conservaba la petición de unas de las religiosas Adoratrices que participaron en el bordado del manto. Un manuscrito en carboncillo donde se pide a la patrona que jamás abandone de sus manos a esta bordadora.

Perla a perla, paso a paso

Engarzar el aljófar para fijarlo con nuevo hilo a las piezas del bordado ha sido uno de los pasos más delicados y minuciosos. «El hilo estaba pasado, el aljófar se desprendía, por lo que hemos cuidado al máximo su traslado y manipulación», indicaba Navarro quien con paciencia, tiempo y tesón ha tenido que engarzar de nuevo los granos de aljófar que rellenan el interior de la mayoría de las piezas que forman el bordado.

Además de consolidar el aljófar, las perlas y las piedras al manto, se ha llevado a cabo la limpieza del bordado con una solución empleada en los talleres de bordado y restauración, así como en las hermandades y cofradías del Sur, donde la tradición del bordado y su conservación es una constante.

Engarzar el aljófar para el relleno de las piezas ha sido tarea complicada. / JG

Con este encargo del Cabildo de la Catedral Primada que Navarro ha realizado de forma altruista, este joven cumple uno de sus sueños, ‘trabajar’ para su patrona, la Virgen del Sagrario, a quien tan cerca tiene y siente cada mes de agosto cuando con la ayuda de las camareras viste con las mejores galas a la que es Reina y Madre de los toledanos.