J.G.-EC / Toledo
La titularidad de la antigua sinagoga de Santa María la Blanca ha marcado la actualidad, incluso nacional, de los últimos días. El edificio, hoy propiedad del Arzobispado de Toledo, ha estado y está en el punto de mira de la Comunidad Sefardí que precisamente el pasado viernes entregaba en Toledo, a escasos metros de la sinagoga, en el salón de actos de la Real Fundación, la Medalla de las 4 Sinagogas Sefardíes a Rocío López, exdiputada nacional y actual directora de la Fundación Pluralismo y Convivencia.
La presencia del presidente del Consejo Sefardí de Jerusalén en el acto, Abraham Haim, ha desencadenado una serie de declaraciones y conjeturas en medios de tirada nacional que el Arzobispado, hoy, aclara en un extenso comunicado en el que defiende con documentos, fechas y actos su titularidad sobre Santa María la Blanca.
En este sentido, indican que la titularidad eclesiástica de la antigua sinagoga de Santa María la Blanca queda perfectamente demostrada con la aportación documental que custodia el Arzobispado de Toledo y «no ofrece ningún tipo de dudas».
La titularidad eclesiástica del edificio, explican, data del año 1929, inscrita en 1930. Así, añaden, ha sido poseída, administrada y cuidada, «sin ninguna mácula que haya afectado durante estos 2 tiempos ni a su conservación ni a los fines que este edificio monumental ofrece a la sociedad».
En el comunicado, el Arzobispado subraya que tanto la posesión y como el uso del edificio por parte de la Iglesia «ha sido pacífica y ampliamente aceptada, siendo poseedor de buena fe en virtud de la restitución por parte del rey Alfonso XIII, y nunca se ha acusado al titular legítimo de abandono, restricción en la visita, disfrute cultural y disponibilidad para cuantos eventos pastorales, culturales y artísticos se han realizado en ella».
Asimismo, desde el Arzobispado recuerdan que aunque le fecha de registro de la propiedad sea el 22 de octubre de 1930, la sinagoga responde «al hecho histórico de propiedad eclesiástica desde tiempo inmemorial, lo que dio lugar a la adquisición notarial de la propiedad (titularidad) y, en consecuencia, a su uso y posesión».
Desde el Arzobispado van más allá, y argumentan que en el año 2011, con motivo de la elaboración del Inventario de todos los bienes que tienen cada una de las instituciones diocesanas, se constató que la titularidad del edificio era de la desaparecida parroquia de San Martín, en la actual demarcación de la parroquia de Santo Tomé. Dado que el edificio siempre ha sido gestionado por el Arzobispado de Toledo, explican, en el año 2012 la parroquia de Santo Tomé donó en escritura pública el edificio al Arzobispado.
Por su interés, a continuación, reproducimos en su totalidad dos puntos del comunicado remitido hoy a los medios desde la Oficina de Información del Arzobispado de Toledo.
Los usos del inmueble construido como sinagoga a mediados del siglo XII
En 1411 el edificio se transformó en iglesia, bajo la advocación de Santa María la Blanca., tras las matanzas de judíos en el reino de Castilla del año 1391 (que en Toledo se produjeron el 20 de junio). No fue, pues, san Vicente Ferrer quien desposeyó a los judíos de Toledo de la sinagoga, como se suele repetir.
El cardenal Juan Martínez Silíceo instaló en este edificio un beaterio y refugio para mujeres arrepentidas, después de repararlo y ampliarlo, con la advocación de Nuestra Señora de la Piedad, que permaneció abierto hasta 1666, quedando el edificio, desde entonces, como ermita.
En 1791 esta ermita fue transformada en cuartel, en la misma operación que convirtió en acuartelamiento el hospital de San Lázaro y en la que intervinieron el cardenal Lorenzana y el Conde de Campo Alange, Ministro de la Guerra.
Un informe de 1798 reconoce que amenazaba ruina, y se convirtió en almacén de la Real Hacienda. En el siglo XIX la Comisión Provincial de Monumentos lo utilizó como depósito y procedió a su restauración en 1851.
En 1929, el rey Alfonso XIII restituyó la propiedad al Arzobispado de Toledo; no en 1939, bajo el régimen del general Franco, como a veces se ha afirmado.
Sobre la posible ‘cesión’ a la comunidad judía
Según consta en la documentación del Arzobispado de Toledo, en el año 1992, la Santa Sede solicitó al cardenal Marcelo González Martín que pusiese a su disposición el edificio de la antigua sinagoga de Santa María la Blanca, para iniciar conversaciones con el Estado de Israel, que no llegaron a dar fruto.
Posteriormente, en el año 2000, el Papa Juan Pablo II pidió al cardenal Francisco Álvarez Martínez que pusiese de nuevo el edificio a disposición de la Santa Sede para entablar un nuevo diálogo, con el objeto de que se devolviese a la Iglesia Católica el Cenáculo de Jerusalén. Este asunto quedó así cerrado en el ámbito diocesano, de modo que el Arzobispado de Toledo no tiene nada más que decir.
Se ha publicado que Isaac Querub, presidente de la Federación de Comunidades Judías Españolas, ha pedido una reunión oficial por carta al arzobispo de Toledo, de la que no ha recibido respuesta. En este sentido, la Oficina de Información del Arzobispado de Toledo desea precisar que el arzobispo de Toledo ha coincidido en dos ocasiones con Isaac Querub.
La primera, en un encuentro del Diálogo Cristiano-Judío celebrado en Madrid, acto durante el cual él se refirió a la «devolución de la sinagoga» por parte de la Iglesia; y, posteriormente, en un acto de apertura de curso en el Centro Diocesano madrileño de Estudios Judeo-Cristianos, en noviembre de 2016. Ese día convinieron en verse después de Navidad, pero ni Isaac Querub ni nadie en su nombre ha pedido una reunión oficial por escrito, por lo cual el arzobispo no ha podido responder a su petición. Parece oportuno recordar también que el Estado es propietario de la cercana sinagoga del Tránsito.