J. Guayerbas / Toledo
Nació en Guadalupe el 6 de noviembre de 1936. Allí ha pasado unos días de descanso. A menudo suele viajar hasta las Villuercas para acompañar a ilustres de la Iglesia, como el cardenal Cañizares, quien promovió a Juan Sánchez, don Juan, a deán de la Catedral. El ya emérito de la Primada y por orden del arzobispo, Braulio Rodríguez Plaza, arcediano de la Seo Metropolitana, comparte un café con elCulturalCLM horas antes de conocer que el Ayuntamiento le ha concedido el título de Hijo Adoptivo. Un honor que recibirá el próximo 23 de enero, San Ildefonso.
Una década al frente de la Catedral. ¿Cómo ha sido todo este tiempo?
Ciertamente estuve antes 18 años de ecónomo diocesano y de ahí el cardenal Cañizares quería que fuera a la Catedral de deán, y a los 75 años presenté mi renuncia como marca el código de derecho canónico, pero don Braulio me dijo ‘no’ en un decreto, me prorrogó sine die, en esa situación he estado cuatro años y ocho meses.
Ha coincidido con una época histórica para la Catedral, con grandes proyectos.
Sí, la remodelación de la Sacristía con la restauración de ‘El Expolio’ de El Greco ha sido muy importante, además de abrir los dos museos adyacentes o pinacotecas dedicadas a la Virgen María y a Jesucristo. También se restauraron los claustros y sus pinturas, la subida a la torre y a la campana gorda, no olvidemos la gran obra que ha sido la restauración de la Custodia, y anteriormente el Museo de Tapices en un edificio emblemático como el Colegio de Infantes del cardenal Silíceo. La Custodia ha quedado en el Tesoro, como llamamos a esa sala, de la que hemos retirado otras piezas de gran valor, elegantes, aunque quitaban belleza a la gran obra de Enrique de Arfe.
En este sentido, qué le espera al nuevo deán.
Al nuevo deán, a Juan Miguel Ferrer Grenesche, un sacerdote joven, bien preparado, culto, seguro que afrontará la restauración de la Sala Capitular. Ya hemos dejado un gran proyecto con alguna financiación ofrecida por parte de alguna empresa y ojalá en breve le podamos acompañar todos a esa inauguración con la que se completarán los grandes proyectos de restauración de la Catedral.
Ya hemos dejado un gran proyecto con alguna financiación ofrecida por parte de alguna empresa para restaurar la Sala Capitular de la Catedral
¿Cree que diez años como deán dan para mucho?
Dan para mucho, sí, pero a costa de trabajo y pocas siestas. Hay que estar a Dios rogando y con el mazo dando. Hay que moverse, y mucho.
Han sido años ¿fáciles? ¿difíciles? ¿cómo lo ha llevado?
Pues mire, creo que ha sido una tarea fácil. No ha habido ninguna oposición por parte del arzobispo, don Braulio, sino todo lo contrario, siempre ha sido una ayuda. Oposición no he tenido, tan sólo puntualizaciones o aclaraciones de contexto de los hermanos capitulares, y es que entre nosotros lo hacemos todo colegialmente, por votación, y siempre han colaborado y han dado sus iniciativas. A la hora de la verdad el programa o el proyecto siempre ha salido adelante. Puedo decir que he tenido muchas satisfacciones y escasas contrariedades.
¿Ningún contratiempo?
Bueno, veamos. Esta tienda de la Catedral donde nos encontramos con su pequeña cafetería sí que me costó sacarla adelante porque a veces no se comprendía el concepto. Hoy tenemos venta de recuerdos, taquilla y muy importante, servicios públicos y la posibilidad de tomar un café después de recorrer la ciudad. Todo eso se lo estamos facilitando a los turistas, pues sabemos que en Toledo a veces no es fácil que un turista encuentre un baño, puede tirarse dos horas buscando sin encontrar dónde.
Ha sido capaz de modernizar el concepto turístico de la Catedral como espacio cultural y turístico, todo ello ligado a lo espiritual y al culto. ¿Cuál es la clave?
Me he fijado mucho en el aspecto cultural y en el de remodelación de actividades, cierto, pero sin olvidar que es lo prioritario en la Catedral: la liturgia. Creo que hemos embellecido mucho la liturgia, ello nos lo propicia muy bien don Braulio, celebra muy bien, tiene una voz muy buena, unas homilías muy cercanas a la gente, y todo eso se ha notado en la cantidad de fieles que asisten al culto si comparamos con las celebraciones de hace unos años. En este sentido hemos ganado mucho.
¿Cómo ha llevado gestionar uno de los monumentos más visitados de España?
Uno de los más visitados y en parte gracias a iniciativas culturales como los conciertos que hemos programado estos años, pues sirven de promoción internacional ya no solo de la Catedral, sino de la ciudad. Lo he llevado muy bien, gracias al señor arzobispo, al cabildo y a la colaboración de tantas y tantas instituciones. Ha sido una experiencia muy bonita.
Y un mensaje para el nuevo deán.
Es un sacerdote muy culto, muy bien preparado, todas las tareas que se le han confiado las ha sacado de manera brillante, pienso que esta nueva etapa que va a comenzar será brillante. El tiempo nos lo dirá. Pienso colaborar con él y con el Cabildo en todo lo necesario para mantener el listón que hoy tiene nuestra Catedral, que es muy alto.
Por último, don Juan, ¿tuvo aspiraciones a obispo?
Nunca, nunca, ni si quiera a deán, ni a canónigo, tampoco a administrador de la Diócesis. Siempre quise ser párroco, y lo fui de Talavera de la Reina, donde desarrollé una labor muy bonita en el ámbito de las personas sin recursos, de los marginados, con la construcción de un albergue para transeúntes en un barrio obrero. Todo esto hasta que un día me llama el cardenal Marcelo y me propone para ecónomo de la diócesis, yo, de verdad, no tenía idea de aquello y al final todo se aprende. Me enrolé en ello y ahí estuve hasta que el cardenal Cañizares me hizo el encargo de la Catedral, mis compañeros me reconocieron así, salí entre los tres canónigos más votados para el cargo de deán y el cardenal me ratificó.