EC / Toledo
Antonio Álamo dirige el montaje ‘El pintor de batallas’, un espectáculo basado en la novela homónima de Arturo Pérez-Reverte, que por primera vez ha cedido para el teatro los derechos de una de sus novelas y que este próximo sábado, 19 de noviembre, llega al Teatro de Rojas de la ciudad de Toledo, en un único pase a las 20 horas.
Estrenado en octubre en el Teatro Calderón de Valladolid, ‘El pintor de batallas’ no es solo una obra sobre las guerras, sino un abanico de temas interconectados que se despliega en ese “duelo a vida y muerte” entre el fotógrafo Faulques y su retratado Ivo Markovic: las heridas morales que la guerra deja en el ser humano, la pintura y la fotografía, la experiencia y su recuerdo, el silenciado dolor de las víctimas y sus impasibles testigos, víctimas y verdugos, el amor y su pérdida o las complejas y matemáticas combinaciones del tiempo y el azar.
La obra es un apasionante espectáculo que se apoya en la gran interpretación de Jordi Rebellón y Alberto Jiménez, deslumbrados por un un imponente mural vivo presente en la escena y que firma el artista murciano Ángel Haro
Además de la dirección, Antonio Álamo firma también la adaptación de la obra original, que se convierte en un apasionante espectáculo que se apoya en la gran interpretación de Jordi Rebellón y Alberto Jiménez, deslumbrados por un un imponente mural vivo presente en la escena y que firma el artista murciano Ángel Haro.
Por su parte, Curt Allen Wilmer es el responsable de la escenografía y del vestuario, mientras que Miguel Ángel Camacho se encarga del diseño de iluminación y Marc Álvarez nos envuelve con su música y el espacio sonoro del montaje. Lo que el propio Pérez-Reverte denominó como el “entorno extraordinario” para llegar allá donde no llegan las palabras.
‘El pintor de batallas’ es un espectáculo producido por Emilia Yagüe Producciones, Minestrone Producción y Gestión Cultural y Masca Producción, que coproduce el Teatro Calderón de Valladolid en colaboración con el Inaem (Ministerio de Cultura) y la Comunidad de Madrid.
«Es la única obra que contiene mi mundo»
Probablemente, ‘El pintor de batallas’ es la novela más dura que ha escrito Arturo Pérez-Reverte, donde se concentran los principales conflictos que caracterizan su obra: el mal, la redención en el combate y, sobre todo, la capacidad de ejercer la crueldad del ser humano. “Tenía que escribir esta novela tarde o temprano. Creo que es la única obra que contiene mi mundo, que tiene mi mirada. Es un ajuste con mi lado oscuro… En ‘Territorio comanche’, por ejemplo, cuento una profesión. La diferencia es que aquí cuento mi mirada interior, por eso es un ajuste de cuentas conmigo mismo; escribiendo ordené mis armarios. Y lo hice en el momento preciso. Gracias a ella tengo una serenidad personal, mis fantasmas son pacíficos”, explica Pérez-Reverte.
“Faulques no soy yo, pero vive gracias a mi mirada. Todo lo que Faulques recuerda, el horror, la crueldad, la guerra…. todo, es mi propio patrimonio, ahí está mi álbum de recuerdos. ‘El pintor de batallas’ es una historia muy querida por mí, y por eso tengo muchas ganas de ver el montaje, ver la mirada de otro autor sobre mi obra. No soy ninguno de los personajes, pero la mirada de Faulques sobre la guerra, sobre el mal, es la mía”, sostiene el autor.
“La novela es una reflexión sobre el mal, porque es parte intrínseca de la naturaleza del hombre. Pero el mal, no como algo extraordinario, sino como algo agazapado. Creo que hay algo cósmico en el ser humano que nos hace cometer actos atroces y cosas maravillosas”
Pérez-Reverte también piensa que su novela seguirá siendo la misma antes y después del montaje: “La novela es una reflexión sobre el mal, porque es parte intrínseca de la naturaleza del hombre. Pero el mal, no como algo extraordinario, sino como algo agazapado. Creo que hay algo cósmico en el ser humano que nos hace cometer actos atroces y cosas maravillosas”.
“Yo también tengo mis remordimientos… Durante veintiún años viví con el mal. En ese tema soy una autoridad. Y hasta lo practiqué yo también, por esa razón lo conozco íntimamente, y puedo decir que no hay inocentes”, señala el autor, que piensa que no somos peores por ser malvados, “pues está en nuestra naturaleza. Los seres humanos somos al mismo tiempo verdugos y víctimas de nuestra propia especie, es algo que jamás podremos cambiar. Así son las reglas del mal, simplemente el mal somos nosotros”. En realidad, dice Pérez-Reverte, “escribí esta novela para sufrir menos, para estar más sereno cuando, por ejemplo, veo las cosas que están ocurriendo en Alepo… Y creo que esa exigencia que el teatro pone a la ficción crea un clima y un espíritu fascinante a la obra”.