La Patrona, una devoción entre encajes y alfileres

María Jesús y Rodrigo prenden el velo de la Virgen al manto. / A. Alonso

Galería de imágenes por ©Alejandro Alonso

J. Guayerbas / Toledo

Son las nueve de la mañana. En los rostros existe la emoción de aquella primera vez en la que María Jesús ‘la bargueña’ atavió a la Virgen del Sagrario, la gran devoción de la capital regional. En esta ocasión está acompañada por su hija, y junto a ellas Rodrigo Navarro, quien ha hecho posible que estos días de Octavario la patrona luzca el manto de bordados en oro y aljófar de los años 60.

ElCulturalCLM asiste así a uno de los momentos más íntimos de cuántos rodean a la Virgen del Sagrario, quien espera la llegada de agosto para revestirse de terciopelos, brocados y damascos recordando estampas de antaño cuando el Cabildo presentaba siempre a la patrona con sus mantos y sayas.

Una estructura de madera facilita el acceso al trono de la Virgen. El trabajo se realiza bajo la atenta mirada de Marisa Martínez, presidenta de la Esclavitud de la Virgen del Sagrario, y Pilar Rodríguez. Con las enaguas dispuestas, comienza la tarea más complicada: adaptar el manto, la saya y las mangas a este icono devocional del siglo XIII.

El trabajo culmina con la corona, este año de 1926 obra de Félix Granda. / A. Alonso

Con alfileres y lazos, María Jesús y Rodrigo visten la imagen con las piezas de su ajuar, recuperado año tras año gracias al Cabildo y a la Esclavitud. Mientras, Marisa y Pilar supervisan desde la capilla que las caídas del manto y la colocación de la saya sean las correctas. La emoción, el silencio y el respeto que se respira en la Capilla del Sagrario sobrecoge.

El joyero de la Patrona

Una medalla art-déco del Sagrado Corazón de Jesús, un par de arracadas de joyería popular del siglo XVIII de diamantes en talla rosa engastados en oro, la Medalla de Oro de la Ciudad, la medalla de oro que el rey Alfonso XIII le ofreció con motivo de su coronación en 1926, o un par de pendientes en forma de rombo con la imagen de la Virgen del Sagrario esmaltada al fuego y orlada de diamantes regalo del conde de Orgaz, son algunas de las joyas que luce prendidas del manto para el Octavario.

Si en 2016 la patrona lucía la corona imperial de 1651, obra de Francisco Salinas y Andrés Bejerano, este año el Cabildo Primado con el canónigo responsable de Patrimonio al frente, Juan Pedro Sánchez Gamero, se ha decantado por la presea labrada por Félix Granda Buylla en 1926, cincelada en oro y platino, adornada con 170 brillantes, 10.451 rosas, 99 esmeraldas, 3.015 zafiros, 3.687 rubíes y 53 perlas.

Con esta joya de orfebrería sobre las sienes de María Santísima finalizan las más de tres horas de dedicación y silencio que las camareras de la Virgen comparten con su patrona una vez al año en la intimidad de su capilla.