Adiós, Kassue

Obituario

Kassue fallecía hace unos días en su tierra natal, Japón. / EC

Luis Pablo Gómez Vidales

Si las golondrinas de Japón pueden volar lejos, aquí a Toledo nos llego una allá por los años setenta, con sus alas naranja de tela suave, pelo negro y sonrisa permanente.

Hablo de Kassue, nuestra amiga japonesa, nuestra artista oriental, nuestra amiga de lo efímero y lo discreto, de la armonía y la paz, de lo espiritual en definitiva…

Se nos vino en cima como artista con una vocación casi de carmelita descalza, con sus cacharros, sus ramas de almendros, sus árboles, sus tabernas, sus cañas…

Y con un frágil inocencia que todo lo invadía y todo lo alegraba… Era una flor delicada en medio de un universo de ‘machos alfa’ que componíamos Tolmo. Todos hombres, autosuficientes y artistas. Y allí recaló Kassue, y nos trajo el aire de oriente, la armonía, la música y los aromas de India y Japón.

Aún recuerdo como nos maravillaba con un poco de pescado, algunos pimientos y algo de cebolla, todo delicadamente picado servido y presentado con la lujuria de lo sencillo y esencial.

Era una personalidad entrañable que trasmitía espiritualidad, ganas de pintar y también de soñar…

Vivió y pinto en Toledo. Expuso con los Tolmos en múltiple ocasiones; después como hacen las golondrinas, emigró completamente espiritualizada, pero ya era Meera; Kassue Meera.

Y con sus nubes de flores en papel, vino intermitentemente a Toledo, muchas veces. Quiero pensar que cualquier día volverá, aunque para ello tengamos que arrebatársela a Neptuno.

Nos ha dejado una artista de gran sensibilidad, de gran fraternidad y buena compañera de cualquier viaje, nos ha dejado Kassue, y a todos los que la conocimos nos ha llegado un aroma de tristeza, de cierta orfandad, de memoria con flores de almendro y con matices de incienso.

Adiós amiga.